Proyecto “Agua Segura” – Visitando los Pueblos del Norte del Perú

 

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Esta publicación fue escrita por Andrea Ginsberg, gerente de proyecto para el proyecto piloto “Agua Segura” de Clorox.

El mes pasado mi colega Alexis y yo pasamos un día en cada una de las cuatro comunidades rurales que usan la lejía Clorox® para desinfectar su agua potable. Fue una experiencia que nunca olvidaré.

La recolección de agua es dirigida por las mujeres de las comunidades y con frecuencia incluye la ayuda de sus hijos pequeños.

Al comienzo de nuestro primer día, nos reunimos con las mujeres de una comunidad mientras recogían agua de la cisterna pública para sus familias. Nos paramos debajo de un techo de calamina, fue como un escudo protector contra el sol abrasador, y aprendimos cuán difícil es para la gente de estos pueblos acceder a una necesidad básica.

Recolección del Agua – Una Lucha Constante

En tres de las cuatro comunidades piloto, la municipalidad distrital suministra agua a una gran cisterna comunal dos o tres veces por semana. La cuarta comunidad tiene un pozo que proporciona acceso al agua 12 horas cada día. Después de llenar cuatro o cinco baldes de 20 litros por hogar, que pesan 44 libras cada uno, las mujeres inician su recorrido a casa por la arena caliente del desierto; que para muchos, puede tardar hasta una hora. Algunas tienen un burro que lleva la carga. Otras deben repartir la carga entre los miembros de sus familias, incluyendo a los niños. Se hace difícil imaginar como hacen este trabajo; personalmente podría apenas levantar un balde lleno a unas cuantas pulgadas del suelo.

Se emplea demasiado tiempo para este proceso, y el agua ni siquiera está limpia. Está contaminada.  Eso hace que la gente se enferme de diarrea y otras enfermedades intestinales. Si bien las comunidades necesitan de esta agua para vivir, en muchos casos les causa daño o incluso la muerte.

La Incomprensible Falta de Agua

En lugar de estar en la escuela, esta pequeña niña recoge agua del río contaminado durante un período de falta de agua.

En una buena semana, las familias que dependen de esta fuente de agua están racionadas a cinco baldes de 20 litros por hogar. Sin embargo, hay ocasiones en las que el camión cisterna sólo hace una entrega, pudiendo no entregarles nada durante una semana completa. Las familias deben entonces de recurrir al río contaminado, cavando pequeños agujeros en la orilla más cercana para encontrar agua. El borde del río se asemeja a  una luna repleta de cráteres, con huecos en la arena cubiertos de mosquitos cavados para proporcionar una filtración mínima contra los deshechos fecales de los burros y otros contaminantes.

Un padre exasperado de una ciudad vecina nos dijo, “Cuando vengo a visitar a la familia de mi hija, les llevo agua; no otros regalos. No se habla de esto en las noticias, pero sé que no hay agua aquí.” A medida que nos acercamos a la temporada de vacaciones, es desgarrador darse cuenta que el agua podría encabezar la lista de deseos en los niños de estas comunidades.

El Uso Comunitario de Los Dispensadores de Lejía

Nuestro socio para la implementación en el Perú ha estado trabajando con los centros de salud locales y las escuelas de la comunidad para educar a las madres y a los niños sobre el agua segura y las buenas prácticas de higiene, incluyendo el uso de lejía para hacer su agua potable segura. A lo largo de nuestra visita, nos enteramos que nuestro sistema de dispensadores de lejía se estaba convirtiendo en una parte aceptada y valorada del hábito de recojo de agua en los tanques de agua y los pozos públicos de todas las cuatro comunidades.

“Esta es la primera vez que entiendo el porqué usar la lejía”, dijo una madre. Un padre nos dijo: “Ahora, creemos que la vida es bella porque sabemos que podemos tener agua segura, y nuestros hijos no se enferman”. Y de acuerdo a un líder de la comunidad desde hace mucho tiempo: “En nuestra comunidad, nunca hemos tenido esta calidad de proyecto; desde que nací hasta ahora.”

Las mujeres aprenden entre ellas mientras usan los dispensadores de lejía para desinfectar su agua.

Debido a que la aceptación y adopción de la comunidad es crucial para desarrollar un programa eficaz y sostenible, estas primeras respuestas positivas son tremendamente significativas; tanto a nivel profesional como personal.

Durante los próximos siete meses, a medida que continuemos trabajando con los cuatro pueblos de nuestro programa piloto, compartiremos nuestras actualizaciones por este medio. Si te interesara contarnos acerca de otros proyectos sobre el agua y/o saneamiento, especialmente basados en el Perú, nos encantaría saber de ellos, también.

Andrea Ginsberg es la gerente de proyectos para el proyecto piloto “Agua Segura” de Clorox. Ella trabaja en estrecha colaboración con Alexis Limberakis en la oficina de Clorox Eco y con PRISMA, socio del proyecto de implementación local en el Perú.